Un fiduciario es como un superhéroe que cuida tesoros especiales para otra persona. Imagina que tienes una caja con tus juguetes favoritos, pero necesitas irte de viaje por mucho tiempo. Le pides a tu amigo que los cuide mientras estás fuera. Tu amigo ahora es el ‘fiduciario’ de tus juguetes. Se asegura de que los juguetes estén seguros y no se pierdan o rompan hasta que regreses.
Piensa en un fiduciario como un jardinero que cuida de un hermoso jardín. El jardín pertenece a otra persona, pero el jardinero riega las plantas, quita las malas hierbas y se asegura de que todo crezca bien. El jardinero no es dueño del jardín, pero tiene un trabajo especial para mantenerlo sano y hermoso.
Un fiduciario también puede ser como un maestro que guarda un libro especial para la clase. El maestro no se queda con el libro para siempre, sino que lo guarda de manera segura hasta que sea momento de compartirlo con todos. Se asegura de que el libro esté en buen estado, para que cuando llegue el momento de leer, todos los niños puedan disfrutarlo.