Piensa en una ventana clara. Cuando miras a través de ella, puedes ver todo al otro lado porque la ventana es transparente. Es como si la ventana no estuviera ahí, dejando que el sol y los colores del exterior entren en tu habitación sin detenerlos.
Ahora, imagina un vaso de agua. El agua también es transparente. Cuando pones un juguete en el agua, todavía puedes verlo porque el agua no esconde nada. Es como magia, donde el agua está ahí pero puedes ver a través de ella.
Imagina usar un par de gafas. Cuando te las pones, puedes ver el mundo claramente porque las lentes son transparentes. Te ayudan a ver mejor sin bloquear tu vista, como un ayudante secreto que no se interpone.
Finalmente, piensa en una burbuja de jabón flotando en el aire. La burbuja también es transparente. Puedes ver el cielo y los árboles a través de ella, aunque esté ahí. Es como un pequeño mundo donde puedes ver todo a tu alrededor a través de su superficie brillante.