El tiempo es como una máquina del tiempo para las palabras. Nos dice si algo sucedió ayer, está sucediendo ahora o sucederá mañana. Piénsalo como una historia. Si dices: ‘Jugué con mis juguetes’, estás contando una historia sobre algo que ocurrió antes. Si dices: ‘Estoy jugando con mis juguetes’, estás contando una historia sobre lo que estás haciendo ahora mismo. Y si dices: ‘Jugaré con mis juguetes’, estás contando una historia sobre lo que planeas hacer más tarde.

Imagina un semáforo. La luz roja es el pasado, donde todo ya se ha detenido y ha sucedido. La luz verde es el presente, donde todo se mueve y sucede ahora. La luz amarilla es el futuro, donde todo está a punto de suceder. El tiempo nos ayuda a saber cuándo ocurren las cosas, al igual que los semáforos ayudan a los coches a saber cuándo detenerse y avanzar.

Piensa en el tiempo como un calendario. El pasado es como los días que ya han pasado, el presente es hoy, y el futuro son todos los días que vienen. El tiempo nos ayuda a poner las palabras en el lugar correcto en el calendario, para que sepamos cuándo ocurren las cosas.