Cuando decimos que algo es temporal, significa que no durará para siempre, como un arcoíris en el cielo. Verás, después de la lluvia, aparece un arcoíris, pero no se queda todo el día. Brilla brillante y colorido, pero pronto se desvanece cuando sale el sol. Está allí por un rato, al igual que algunas cosas en la vida no están destinadas a quedarse para siempre.

Piensa en un castillo de arena que construyes en la playa. Pasas tiempo haciéndolo con torres y muros, pero cuando sube la marea, las olas lo llevan. El castillo de arena fue divertido, pero solo estuvo allí por un corto tiempo porque las olas son más fuertes y siempre regresan.

¿Recuerdas cuando recibes una pegatina de tu maestro? La pones en tu camisa y la muestras, pero después de algunos lavados, puede que ya no se adhiera. Esa pegatina fue especial por uno o dos días, pero no estaba destinada a estar allí para siempre.

O una fiesta con globos y pastel. La fiesta es emocionante y llena de diversión, pero una vez que todos se van a casa, los globos pueden explotar y el pastel se come. La celebración fue solo por un momento, una alegría temporal.

Entonces, las cosas temporales son como pequeñas sorpresas o regalos que nos hacen felices por un corto tiempo. Nos recuerdan que debemos disfrutarlas mientras duran, porque pronto cambiarán o desaparecerán.