Piensa en un globo. Cuando soplas aire en él, se hace más grande y más grande. A veces, si soplas demasiado aire, el globo puede explotar. El estrés es como ese aire. Cuando tienes un poco, te ayuda a concentrarte y hacer las cosas bien, como cuando necesitas terminar un rompecabezas o correr rápido en una carrera. Pero si tienes demasiado, te puedes sentir como el globo que podría explotar.
Imagina una carretera concurrida con muchos coches. Cada coche es una preocupación o tarea que tienes. Si hay solo unos pocos coches, todo se mueve sin problemas. Pero si hay demasiados coches, se convierte en un atasco y nada se mueve. El estrés es como tener demasiados coches en la carretera. Puede hacer que tu mente se sienta atascada, y puedes sentirte cansado o gruñón.
Imagina un jardín con muchas flores hermosas. Cada flor necesita agua para crecer. Un poco de estrés es como la lluvia que ayuda a las flores a crecer fuertes y saludables. Pero demasiada lluvia puede inundar el jardín y dañar las flores. El estrés puede ayudarte a crecer, pero demasiado puede hacerte sentir abrumado.