Cuando resuelves algo, es como armar un rompecabezas. Imagina que tienes muchas piezas de rompecabezas, cada una es parte de la imagen, y tu trabajo es averiguar dónde va cada pieza. Cuando encuentras el lugar correcto para una pieza, es como magia porque la imagen comienza a tener sentido. Resolver es encontrar el lugar adecuado para cada pieza para que todo encaje perfectamente.
Otra forma de pensar en resolver es como ser un detective. Imagina que tienes un misterio que resolver, como descubrir quién se comió la última galleta. Buscas pistas, como migas en la mesa, y haces preguntas para averiguar qué pasó. Cuando juntas todas las pistas, puedes resolver el misterio y encontrar la respuesta.
Resolver también puede ser como arreglar un juguete roto. Si la rueda de tu coche de juguete se cae, encuentras la rueda perdida y descubres cómo volver a ponerla. Resolver significa usar tu cerebro para arreglar problemas y hacer que las cosas funcionen de nuevo.