Cuando te sientes inquieto, es como si hubiera un pequeño mono dentro de ti que no puede quedarse quieto. Quiere saltar, jugar y moverse todo el tiempo. Tu cuerpo puede sentir que tiene mucha energía extra, y solo quieres hacer algo con ella. Puede ser difícil quedarse en un lugar o concentrarse en una cosa porque ese mono está muy emocionado.
Imagina tu mente como un trompo giratorio. Cuando te sientes inquieto, es como si el trompo girara muy rápido y no quisiera detenerse. Tus pensamientos pueden saltar de una cosa a otra, haciendo difícil concentrarse o calmarse.
Sentirse inquieto también puede ser como un coche de carreras acelerando su motor en la línea de salida. Estás listo para ir, pero tienes que esperar a que comience la carrera. Esto puede hacer que te sientas impaciente o inquieto, como si no pudieras esperar para moverte.
A veces, sentirse inquieto es como tener hormigas en los pantalones. Puedes moverte, retorcerte o golpear tus pies porque es difícil quedarse quieto. Es la manera de tu cuerpo de decir que quiere hacer algo divertido o emocionante.