Cuando escuchas la palabra permanecer, piensa en una manta acogedora que se queda en tu cama, manteniéndola caliente y lista para ti. Incluso cuando sales de la habitación, esa manta no va a ninguna parte. Se queda en su lugar, esperando a que regreses y te acurruques bajo ella nuevamente. Eso es lo que significa permanecer: quedarse en un lugar, sin moverse.
Imagina que estás construyendo un castillo de arena en la playa. Trabajas duro para hacerlo alto y fuerte. Cuando vas a nadar, quieres que tu castillo de arena permanezca, no que sea arrastrado por las olas. Si se queda allí mientras juegas en el agua, está permaneciendo tal como esperabas.
Piensa en tu juguete favorito. Podrías llevarlo contigo a todas partes, pero cuando lo vuelves a poner en el estante, permanece allí hasta que decidas jugar con él nuevamente. Es como un amigo leal, siempre ahí, esperando pacientemente tu próxima aventura. Permanecer se trata de quedarse quieto y no ir a ningún lugar, al igual que ese juguete en tu estante.