Piensa en tu pupila como una pequeña puerta mágica en tu ojo. Esta puerta puede abrirse de par en par o cerrarse, dejando entrar la cantidad justa de luz. Cuando hace sol, la puerta se cierra un poco para evitar que entre demasiada luz, como cuando entrecierras los ojos porque el sol es muy brillante. Cuando está oscuro, la puerta se abre de par en par para dejar entrar más luz y que puedas ver mejor.

Tu pupila es como un pequeño superhéroe que te ayuda a ver las cosas con claridad. Trabaja junto con otras partes de tu ojo, como el iris, que es el anillo colorido alrededor de la pupila. El iris es como el compañero del superhéroe, ayudando a la pupila a cambiar de tamaño para proteger tus ojos de demasiada luz o para ayudarte a ver en la oscuridad.

Imagina que tu pupila es una pequeña lente de cámara. Al igual que una cámara necesita ajustarse para tomar fotos perfectas, tu pupila se ajusta para ayudarte a ver el mundo que te rodea. Siempre está trabajando para asegurarse de que tengas la mejor vista posible, ya sea que estés dentro, fuera, en la oscuridad o bajo el sol brillante.