La práctica es como jugar con tu juguete favorito todos los días. Cuanto más juegas, mejor te vuelves usándolo. Es como cuando tienes un rompecabezas, al principio parece difícil, pero después de intentarlo muchas veces, empiezas a ver dónde encajan todas las piezas. La práctica te ayuda a aprender y mejorar en las cosas que amas hacer, como dibujar, jugar un juego o montar en bicicleta.

Piensa en la práctica como una pequeña semilla que plantas en el suelo. Cada vez que practicas, estás regando la semilla, dándole sol y ayudándola a crecer. Con el tiempo, la semilla se convierte en una hermosa flor o un gran árbol. Al igual que eso, tus habilidades crecen cuando practicas. Incluso si cometes errores, está bien porque los errores son como gotas de lluvia que ayudan a la semilla a crecer más fuerte.

La práctica es como aprender a equilibrarte en un balancín. Al principio, puedes tambalearte y caerte, pero cada vez que lo intentas, te vuelves mejor en el equilibrio. Enseña a tu cuerpo y mente cómo trabajar juntos para hacer algo nuevo. Con la práctica, te vuelves más seguro, y pronto, el equilibrio se vuelve fácil y divertido.