Cuando viertes algo, es como dejar que un chorro de agua fluya de un lugar a otro, como cuando inclinas una taza para llenar un vaso de jugo. Imagina tu cochecito de juguete bajando por un tobogán; el jugo se mueve de la taza al vaso de manera similar. La gravedad ayuda a tirar del líquido hacia abajo, al igual que tira de tu coche hacia abajo del tobogán. Verter puede ser lento, como cuando viertes leche con cuidado para no derramar, o rápido, como cuando llenas rápidamente un cubo con agua.
Piensa en verter como una cascada suave. Cuando viertes, controlas cuánta cantidad de líquido se mueve de un recipiente a otro, al igual que decides qué tan rápido deslizarte por un tobogán de parque. Si viertes demasiado rápido, el líquido podría salpicar, como cuando bajas demasiado rápido del tobogán y chocas al final.
Verter también es como compartir. Cuando viertes, estás dando parte de lo que tienes a otro lugar o persona. Es como compartir tus crayones con un amigo, solo que con líquidos en lugar de colores. Verter se trata de mover y compartir líquidos de manera cuidadosa y reflexiva.