El yeso es como una manta suave y pegajosa que ayuda a arreglar cosas. Cuando tu juguete se rompe y quieres volver a armarlo, el yeso actúa como un pegamento especial que mantiene las piezas en su lugar hasta que estén fuertes nuevamente. Los constructores usan yeso para alisar las paredes, como untar mantequilla de maní en pan para que quede bien uniforme. Comienza suave y pegajoso, luego se seca duro como una roca.
Piensa en el yeso como una máscara de superhéroe para paredes y techos. Cuando una pared tiene una grieta o un agujero, el yeso interviene para cubrirlo, haciendo que todo se vea nuevo otra vez. Es como poner una curita en una raspadura para ayudar a sanar.
El yeso también puede ser como una gran almohada suave. Cuando los artistas lo usan, pueden moldearlo en formas, como hacer un castillo de arena en la playa. Una vez seco, mantiene su forma para siempre.
De alguna manera, el yeso es como una arcilla mágica. Puedes darle forma, alisarlo, y cuando se seca, se convierte en algo sólido y hermoso. Es como convertir una masa húmeda y blanda en una escultura sólida y brillante.