Una paradoja es como un acertijo que al principio parece no tener sentido. Imagina una caja de juguetes que dice: ‘No abras esta caja porque está vacía.’ Si está vacía, ¿por qué no puedes abrirla? Es confuso, ¿verdad? Esto es lo que hace que sea una paradoja. Es algo que hace que tu cerebro diga: ‘Hmm, ¡eso no cuadra!’
Piensa en una paradoja como un balancín. Un lado dice: ‘Estoy mintiendo’, pero si es verdad, entonces está mintiendo, y si está mintiendo, entonces es verdad. Va de un lado a otro, y tu mente trata de equilibrarlo, pero sigue inclinándose de un lado a otro.
Una paradoja también puede ser como un truco de magia. Ves algo que no debería ser posible, como un mago sacando un conejo de un sombrero vacío. Sabes que es un truco, pero no puedes averiguar cómo funciona. Las paradojas son divertidas porque nos hacen pensar mucho y tratar de resolver un rompecabezas que parece no tener respuesta. Nos recuerdan que a veces, las cosas no siempre son lo que parecen.