El pánico es como cuando tu corazón empieza a latir muy rápido, casi como un tambor, cuando escuchas un ruido fuerte o ves algo sorprendente. Es la forma en que tu cuerpo dice ‘¡Guau, algo está pasando!’ Pánico puede hacerte sentir que necesitas huir o esconderte, incluso si no estás en peligro real.
Piensa en tu mente como un gran parque de juegos ocupado. Cuando entras en pánico, es como si todos los columpios y toboganes comenzaran a moverse muy rápido y el parque se volviera muy ruidoso. Es difícil pensar con claridad cuando todo se mueve tan rápido.
Otra forma de pensar en el pánico es como cuando estás jugando un juego y de repente sientes que estás perdiendo. Tu barriga puede sentirse rara, y puede que no sepas qué hacer a continuación. Está bien sentirse así a veces. Es solo tu cerebro tratando de mantenerte seguro.
Al igual que cuando tienes una bola de hilo enredada, el pánico puede hacer que tus pensamientos se sientan todos revueltos. Respirar profundamente, como soplar burbujas lentamente, puede ayudar a calmar todo y desenredar esos pensamientos.