Piensa en una sartén como un gran cuenco plano con un mango. Es como una herramienta mágica que nos ayuda a cocinar comida deliciosa. Cuando quieres hacer panqueques, viertes la masa en la sartén y se cocina en la estufa. La sartén se calienta y hace que el panqueque quede esponjoso.

Imagina la sartén como un escenario donde la comida actúa. Cuando haces huevos revueltos, la sartén es como una pista de baile. Los huevos se mueven y cambian de líquido a sólido, al igual que los bailarines cambian sus posiciones.

Considera la sartén como la capa de un superhéroe. Protege la comida de quemarse y ayuda a que se cocine de manera uniforme. Sin la sartén, la comida caería al fuego y se volvería un desastre.

Imagina una sartén como una cama acogedora para la comida. Cuando pones vegetales en la sartén, se acurrucan juntos y se calientan. El calor de la sartén los hace suaves y sabrosos, al igual que cuando estás abrigado bajo una manta.