Piensa en un objetivo como una estrella brillante en el cielo. Cuando miras hacia arriba y ves esa estrella, sabes exactamente a dónde quieres ir. Es como tener un mapa que te muestra el camino hacia tu lugar favorito. Un objetivo te ayuda a saber hacia qué estás trabajando, al igual que una estrella te muestra la dirección a seguir.

Otra forma de pensar en un objetivo es como un cofre del tesoro lleno de tus juguetes favoritos. Sabes que el tesoro está ahí, y tienes que seguir pistas para encontrarlo. Cada pista es un paso que te acerca al tesoro. El objetivo es el tesoro, y las pistas son tus pequeños objetivos en el camino.

Imagina tu juego favorito. Para ganar, tienes que alcanzar un cierto objetivo. Tal vez sea recoger todas las monedas o llegar al final de un nivel. El objetivo hace que el juego sea emocionante porque te da algo hacia lo que trabajar y una razón para seguir jugando. Al igual que en la vida, los objetivos nos ayudan a saber qué queremos lograr.