Los nervios son como pequeños caminos dentro de tu cuerpo. Ayudan a que los mensajes viajen muy rápido de un lugar a otro. Si tocas algo caliente, un mensaje corre por estos caminos hacia tu cerebro diciendo: ‘¡Ay, está caliente!’ Luego, tu cerebro rápidamente envía un mensaje de vuelta diciéndole a tu mano que se aleje.
Piensa en los nervios como cables telefónicos. Así como una llamada telefónica viaja a través de cables para llegar a otro teléfono, los nervios llevan señales de tu cuerpo a tu cerebro y de regreso. Estas señales te ayudan a sentir cosas, mover tus músculos, e incluso saber cuándo tienes hambre o sueño.
Los nervios también son como pequeños carteros. Recogen mensajes de diferentes partes de tu cuerpo, como tu piel, ojos o oídos, y los entregan a tu cerebro. Tu cerebro lee estos mensajes y le dice a tu cuerpo qué hacer a continuación. Es como tener un servicio de correo súper rápido que nunca deja de funcionar, ¡incluso cuando estás dormido!