Una aguja es como una varita mágica para la tela. Es larga y delgada, con una punta afilada en un extremo. La punta afilada es como la punta de un lápiz, pero mucho más pequeña y más afilada. El otro extremo tiene un pequeño agujero llamado ojo. Este ojo es donde pones un trozo de hilo, casi como poner un cordón en el agujero de tu zapato. Cuando pasas el hilo a través de la tela con la aguja, es como dibujar una línea con un lápiz en papel, pero en su lugar, estás cosiendo piezas de tela juntas.
Piensa en una aguja como una pequeña espada para coser. Al igual que un caballero usa una espada para cortar cosas, una aguja te ayuda a atravesar la tela. Pero en lugar de luchar contra dragones, estás ayudando a hacer ropa o a arreglar un oso de peluche. Es una herramienta que te ayuda a crear cosas hermosas conectando piezas de tela juntas.
Imagina una aguja como un constructor de puentes. Conecta dos piezas de tela, al igual que un puente conecta dos piezas de tierra. El hilo es como los coches que cruzan el puente, moviéndose de un lado a otro para mantener todo unido. De esta manera, puedes hacer patrones, diseños o incluso reparar agujeros en tu ropa.