La niebla es como una gran manta suave hecha de pequeñas gotitas de agua flotando en el aire. Imagina cuando exhalas en un día frío y ves tu aliento; la niebla es así, pero a tu alrededor. No es tan espesa como una nube, y aún puedes ver a través de ella, pero todo se ve un poco borroso y mágico.
Piensa en la niebla como un abrazo suave del cielo. Cuando es temprano por la mañana y el sol apenas se despierta, la niebla puede cubrir el suelo como una almohada esponjosa. Hace que todo se vea soñador y tranquilo, como si el mundo todavía estuviera durmiendo.
La niebla también es como un susurro de la lluvia. No cae como las gotas de lluvia. En cambio, flota en el aire, haciendo que el mundo se sienta fresco y renovado. Podrías sentirla rozando tu cara como un suave beso de la naturaleza. La niebla es juguetona y le gusta bailar alrededor de los árboles y colinas, haciéndolos parecer misteriosos y encantadores.