La materia es como los bloques de construcción de todo lo que nos rodea. Piensa en ella como ladrillos de LEGO. Así como usas ladrillos de LEGO para construir castillos, coches o naves espaciales, el mundo usa piezas diminutas llamadas átomos para crear todo lo que ves, tocas y sientes. Estos átomos son tan pequeños que no puedes verlos con tus ojos, pero están ahí, formando todo, desde tu juguete favorito hasta los árboles afuera.
Imagina que tienes un gran frasco de caramelos. Cada caramelo es como un átomo, y cuando los juntas todos, forman algo más grande, como un frasco lleno de dulces. De la misma manera, cuando los átomos se juntan, forman moléculas, que son como grupos de caramelos. Estas moléculas forman todas las cosas del mundo, como el agua, el aire e incluso tú.
Piensa en la materia como una gran manta mágica invisible que cubre todo. Esta manta puede ser sólida, como tus juguetes; líquida, como el agua que bebes; o gaseosa, como el aire que respiras. Aunque no siempre puedas verla o tocarla, la materia siempre está a tu alrededor, formando el mundo en el que vivimos.