Sentirse solitario es como cuando tienes un juguete favorito, pero todos tus amigos están ocupados y no tienes a nadie con quien jugar. Aunque tienes tu juguete, extrañas la diversión de tener a alguien con quien compartir tus juegos. Es como si tu corazón quisiera compañía, al igual que tu juguete quiere otro juguete para jugar.
Imagina un día soleado cuando quieres ir al parque, pero todos los demás están dentro. El sol brilla, los pájaros cantan, pero te sientes un poco nublado por dentro porque quieres que alguien disfrute del sol contigo. Es como si el sol estuviera allí, pero la felicidad se esconde detrás de una pequeña nube.
Estar solo también es como tener una gran caja de crayones pero no tener papel para dibujar. Tienes todos estos colores e ideas, pero necesitas a alguien para compartir tus dibujos. Es como si tus ideas estuvieran esperando que alguien diga, ‘¡Guau, eso es increíble!’ Es como si tu corazón estuviera lleno de colores, esperando ser visto por un amigo.