Una lámpara es como un pequeño sol que vive en tu casa. Te ayuda a ver cuando la habitación está oscura, al igual que el sol te ayuda a ver afuera durante el día. Cuando la enciendes, brilla intensamente y hace que todo a su alrededor sea claro y fácil de ver. Puedes pensar en ella como una amiga que ahuyenta las sombras para que puedas jugar, leer o dibujar sin forzar tus ojos.

Es como una varita mágica que, con un movimiento, llena tu habitación de luz. Eso es lo que hace una lámpara. Es como tener un poco de magia al alcance de tu mano. Puedes encenderla y apagarla cuando lo necesites, igual que agitar una varita mágica para hacer que las cosas aparezcan o desaparezcan. Es muy útil, especialmente cuando quieres sentirte cómodo y seguro por la noche.

Una lámpara también es como un guardián que te cuida mientras duermes. Está tranquilamente en la esquina, lista para iluminar la habitación si te despiertas y necesitas encontrar tu juguete o libro favorito. Siempre está ahí para ayudarte y asegurarse de que te sientas cómodo y feliz en tu espacio.