Cuando justificas algo, es como cuando tienes una gran caja de crayones y quieres asegurarte de que todos encajen bien en una fila. Puede que necesites moverlos para que se alineen perfectamente. De la misma manera, cuando justificamos lo que decimos o hacemos, organizamos nuestros pensamientos o razones para que tengan sentido para los demás.
Piensa en un rompecabezas. Cada pieza necesita encajar justo para hacer una imagen completa. Justificar es como explicar por qué cada pieza pertenece a donde está, para que la imagen se vea entera y tenga sentido.
Imagina que construiste una torre alta con bloques y alguien pregunta por qué la torre es fuerte. Podrías decir: “Usé los bloques más grandes en la parte inferior.” Eso es justificar tu torre, mostrando por qué se mantiene alta sin caerse.
En un libro de cuentos, cuando un personaje hace algo, como compartir sus juguetes, podría justificarlo diciendo: “Compartir hace feliz a mi amigo.” Se trata de dar una razón que ayude a otros a entender por qué se hace algo.