Piensa en tu juguete favorito. Cuando realmente quieres jugar con él, ese sentimiento dentro de ti es tu intención. Es como si tu mente y tu corazón dijeran: ‘¡Hagámoslo!’ Imagina que tu mente es un pequeño entrenador que te anima a jugar con tu juguete.
Imagina un mapa del tesoro. Tu intención es como la ‘X’ en el mapa, mostrándote a dónde ir. Tienes que decidir seguir el camino hacia el tesoro. Tu intención es la decisión de comenzar a caminar y encontrar el tesoro.
Piensa en un superhéroe. Antes de que vuelen o salven el día, deben decidir que quieren ayudar. Esa decisión es su intención. Es como el poder del superhéroe que los lleva a emocionantes aventuras.
Piensa en un jardín. Si quieres hacer crecer una flor, necesitas plantar una semilla. Tu intención es como la semilla. La plantas cuando decides hacer crecer la flor, y luego la cuidas regándola y dándole sol. Tu intención ayuda a que tu flor crezca.