Esconder es como jugar al escondite. Cuando te escondes, te haces invisible para los demás yendo a un lugar donde no pueden verte. Piensa en ello como un juego en el que te conviertes en un agente secreto, escabulléndote y encontrando un lugar especial donde nadie puede encontrarte. Es emocionante porque sabes dónde estás, pero los demás no lo saben.

Imagina que eres un camaleón, un tipo especial de lagarto que puede cambiar de color para mezclarse con su entorno. Cuando te escondes, eres como ese camaleón, mezclándote tan bien que la gente no puede encontrarte. Podrías esconderte detrás de un árbol, debajo de una manta o incluso dentro de un armario. Es como ser un mago y hacerte desaparecer.

Esconderse también puede ser como ser un tesoro, guardado de forma segura en un lugar secreto. Al igual que los piratas esconden su tesoro en una isla desierta, tú encuentras un lugar secreto y acogedor donde te sientes seguro y cómodo. Tú eres el tesoro, y tu escondite es tu cofre del tesoro, manteniéndote alejado de todos los demás hasta que decides salir y decir: “¡Aquí estoy!”