La culpa es como tener una pequeña nube sobre tu cabeza cuando sabes que has hecho algo mal. Imagina que estás jugando con tu juguete favorito y lo rompes accidentalmente. Esa sensación en tu barriga, como un pequeño nudo, es la culpa. Es la manera de tu corazón de decirte que necesitas arreglar las cosas.
Piensa en la culpa como un susurro en tu oído. Es como una pequeña voz que dice: “Ups, quizás esa no fue la mejor elección.” No está ahí para hacerte sentir mal para siempre, sino para ayudarte a aprender y crecer. Cuando escuchas este susurro, puedes descubrir cómo arreglar el error, como pedir perdón o ayudar a limpiar.
La culpa también puede ser como una señal de stop en tu mente. Cuando ves una señal de stop, te detienes y piensas en qué hacer a continuación. La culpa hace lo mismo. Te ayuda a detenerte y pensar en lo que pasó y cómo puedes hacerlo mejor la próxima vez. Es como un pequeño maestro dentro de ti, guiándote para ser más amable y cuidadoso.