Los chismes son como un juego de teléfono descompuesto. Imagina que tú y tus amigos están sentados en un círculo. Le susurras un secreto a la persona a tu lado, y ella se lo susurra a la siguiente persona. ¡Cuando regresa a ti, el secreto podría ser diferente! Esto es porque cada persona podría cambiar una pequeña parte de lo que escuchó, a veces a propósito, a veces por accidente.
Los chismes también pueden ser como una telaraña. Cuando una persona le cuenta una historia a otra, se pega a ella como un hilo. Luego, esa persona se lo cuenta a alguien más, y la telaraña se hace más y más grande. Pronto, muchas personas están conectadas por la telaraña, compartiendo la misma historia. Pero recuerda, una telaraña puede ser pegajosa y difícil de salir, al igual que los chismes a veces pueden causar problemas.
Piensa en los chismes como un viento susurrante. Sopla de una persona a otra, llevando historias consigo. A veces el viento puede ser suave y divertido, difundiendo historias graciosas. Pero otras veces, puede ser fuerte y dañino, difundiendo cosas que no son ciertas. ¡Siempre ten cuidado con lo que compartes con el viento!