Cuando el sol brilla muy, muy intensamente, puede hacer que tus ojos se sientan como si estuvieran siendo cosquilleados por un millón de pequeñas plumas. Esto se llama resplandor. Es como cuando intentas mirar un juguete brillante y es tan brillante que tienes que entrecerrar los ojos o incluso cerrarlos. La luz rebota tanto que parece que salta directamente a tus ojos, dificultando ver cualquier otra cosa.
Piensa en el resplandor como una linterna gigante e invisible que alguien está iluminando directamente en tu cara. Es tan brillante que todo lo que te rodea desaparece, y tienes que cubrirte los ojos con las manos, como si estuvieras jugando al escondite, solo para poder ver de nuevo. Eso es porque la luz es demasiado fuerte y tus ojos necesitan un pequeño descanso.
El resplandor también puede ser como cuando miras un gran espejo brillante. La luz rebota en el espejo y regresa hacia ti, haciendo muy difícil ver lo que está detrás del espejo. Es como una luz astuta que no quiere que veas nada más que a ella misma.