Cuando piensas en la palabra fragante, imagina el olor de un jardín de flores en primavera. Es como cuando pasas por un campo lleno de flores coloridas, y el aire está lleno de un dulce y encantador olor que te hace querer respirar profundamente. Esto es lo que llamamos un olor fragante—es un olor que es agradable y te hace sentir feliz por dentro.
Otra forma de pensar en fragante es como el olor de galletas recién horneadas. Cuando mamá o papá hornean galletas en la cocina, toda la casa se llena de un cálido y dulce olor que hace que tu estómago ruja y se te haga agua la boca. Ese delicioso olor también es fragante porque es tan agradable y placentero.
Imagina el aroma de fresas maduras en un día soleado. Cuando tomas una fresa y la hueles, el olor jugoso y dulce que te hace sonreír es otro ejemplo de fragancia. Es un olor tan agradable que quieres seguir oliéndolo una y otra vez. Las cosas fragantes son como pequeños abrazos invisibles para tu nariz, haciéndote sentir cómodo y alegre.