Cuando algo te fascina, es como ver una mariposa brillante y colorida revoloteando. No puedes evitar detenerte y mirar, porque es tan interesante y hermoso. Tus ojos se agrandan y sientes un poco de magia por dentro, como cuando ves un arcoíris en el cielo.

Imagina un imán atrayendo un trozo de metal hacia él. La fascinación es como ese imán. Atrae tu mente y te hace querer saber más. Sientes que no puedes apartar la mirada, porque es tan emocionante y nuevo.

Piensa en un libro de cuentos que te encanta leer una y otra vez. Aunque sepas lo que sucede, la historia sigue haciéndote sentir feliz y curioso. La fascinación es como ese libro de cuentos. Calienta tu corazón y hace que tu cerebro sienta que está en una divertida aventura.

Cuando estás fascinado, es como cuando encuentras un tesoro en la arena. Quieres seguir mirándolo y sosteniéndolo, porque se siente especial y maravilloso. La fascinación te hace querer explorar y aprender más sobre el mundo que te rodea.