Piensa en tu caja de juguetes. Cuando todos tus juguetes están guardados ordenadamente, puedes encontrar tu coche de juguete o tu osito de peluche favorito rápidamente. Todo está en orden. Pero si todos los juguetes están esparcidos por la habitación, se vuelve difícil caminar sin pisar algo, y encontrar ese coche de juguete se convierte en un gran desafío. Este desorden se llama desorden.
Ahora imagina hornear galletas. Cuando sigues la receta paso a paso, las galletas salen deliciosas. Pero si mezclas los pasos, como poner la harina después de hornear, las galletas no serán tan sabrosas. Esa es otra forma de pensar en el desorden: las cosas no están en la secuencia correcta.
Imagina un desfile. Todos marchan en línea, y es fácil ver la banda y los bailarines. Si todos comienzan a marchar en diferentes direcciones, se vuelve confuso, y nadie sabe dónde mirar. Eso también es desorden: cuando las cosas no están en el lugar o patrón correcto.
El desorden puede hacer que las cosas sean confusas o difíciles de encontrar, como cuando tus crayones están todos mezclados en una caja, y no puedes encontrar el color que necesitas.