La negación es como cuando estás jugando afuera y empieza a llover, pero finges que no está lloviendo porque realmente quieres seguir jugando. La negación es cuando no quieres creer que algo está sucediendo, incluso si realmente lo está. Es como taparte los oídos y decir ‘La la la, no te escucho!’ porque no quieres escuchar algo que no te gusta.
Piensa en la negación como un gran escudo invisible que sostienes para mantener alejadas las cosas que no quieres ver o sentir. A veces, este escudo nos ayuda a sentirnos seguros por un momento, pero no hace que la lluvia se detenga ni que las cosas que no nos gustan desaparezcan. Es como cuando te cubres los ojos durante una parte aterradora de una película. Puede que no veas la parte aterradora, pero sigue ahí.
La negación también puede ser como cuando derramas jugo en el suelo y tratas de evitarlo, esperando que nadie lo note. Eventualmente, alguien verá el derrame y necesitará ser limpiado. La negación puede hacer que las cosas se sientan mejor por un momento, pero enfrentar la verdad nos ayuda a solucionar las cosas y sentirnos mejor a largo plazo.