Imagina un gran juego de roles donde todos tienen un papel que desempeñar. En este juego, una persona es el acusado. Es como cuando juegas a la casita y alguien finge ser el padre. El acusado es la persona a la que se le hacen preguntas porque alguien piensa que hizo algo malo. Pero al igual que en un juego, no significa que realmente lo haya hecho. Tienen la oportunidad de contar su versión de la historia. Piensa en un rompecabezas. Las piezas son las preguntas y respuestas, y necesitamos juntarlas para ver la imagen completa. El acusado es una de las piezas, y todos lo escuchan para ver cómo encaja en la historia.
De otra manera, piensa en un patio de escuela donde alguien está siendo preguntado si rompió una regla. El acusado es como el niño al que se le pregunta, ‘¿Rompiste la regla?’ Tienen la oportunidad de explicar lo que pasó, y todos escuchan atentamente. Al igual que cuando compartes tu lado cuando algo sucede en la escuela, el acusado también comparte su lado. Es importante porque todos quieren entender la verdad y ser justos. Así es como nos aseguramos de que todos tengan la oportunidad de ser escuchados y que nadie sea culpado sin entender lo que realmente sucedió.