La correspondencia es como un juego de atrapar con palabras. Imagina que tú y tu amigo están lanzándose una pelota. En lugar de una pelota, están usando pedazos de papel o mensajes. Escribes algo en tu papel, como un dibujo o una historia, y se lo envías a tu amigo. Él lo atrapa, lo mira, y luego te escribe algo de vuelta. Es una forma divertida de compartir tus pensamientos y mantener el contacto, incluso si están lejos.
Otra forma de pensar en la correspondencia es tener un amigo por correspondencia. Un amigo por correspondencia es alguien que tal vez nunca hayas conocido, pero te haces amigo escribiéndote cartas. Le cuentas sobre tu día, tus juegos favoritos, o incluso tus mascotas. Ellos hacen lo mismo, y con el tiempo, aprenden mucho el uno del otro. Es como tener un amigo en otra parte del mundo, y cada carta es como un nuevo capítulo en un libro sobre su amistad.
La correspondencia también puede pensarse como un cofre del tesoro de palabras. Cada carta o mensaje es como un pequeño tesoro que puedes abrir y disfrutar. A veces, incluso puedes guardar estos tesoros en una caja especial o carpeta para verlos más tarde. Es una forma de guardar recuerdos e historias que puedes revisar cuando quieras.