Piensa en tu cuerpo como un globo de agua lleno de un líquido rojo especial llamado sangre. Este líquido se mueve por dentro para que todo funcione bien, como el agua que hace felices a las plantas. Cuando te cortas, es como hacer un pequeño agujero en el globo. El líquido rojo comienza a salir, y eso se llama sangrar. Tu cuerpo no quiere perder demasiada sangre, así que intenta detener la fuga haciendo una red especial, como una pequeña tirita por dentro, para atrapar la sangre y ayudar a que deje de salir.
Imagina tu cuerpo como una ciudad ocupada con muchos pequeños coches circulando. Estos coches son tus células sanguíneas. Entregan comida y oxígeno a todos los edificios, que son como tus músculos y órganos. Si hay un agujero en la carretera, los coches podrían derramarse. Eso es lo que sucede cuando sangras. Pero no te preocupes, porque la ciudad tiene pequeños trabajadores que se apresuran a reparar la carretera y evitar que los coches se derramen demasiado.
Piensa en tu piel como una pared fuerte que mantiene todo seguro adentro. Cuando te rascas o te lastimas la piel, es como hacer una pequeña grieta en la pared. El líquido rojo, o sangre, intenta escapar por la grieta. Tu cuerpo es inteligente y envía pequeños constructores para reparar rápidamente la grieta, para que la pared permanezca fuerte y te mantenga saludable.