La ira es como una tormenta dentro de tu cuerpo. Imagina cuando el cielo se pone gris y el viento sopla muy fuerte. Así es como te sientes cuando estás enojado. Tu corazón puede latir rápido y puedes sentir ganas de gritar o llorar. Pero al igual que las tormentas, ese sentimiento puede pasar y el cielo puede volver a ser azul.
La ira también puede ser como un volcán. Cuando un volcán está tranquilo, todo es pacífico. Pero cuando se llena demasiado de lava caliente, ¡erupciona! Cuando estás enojado, es como si el volcán estuviera erupcionando dentro de ti y podrías querer gritar o pisotear. Pero si respiras profundamente, puedes ayudar al volcán a calmarse.
A veces, la ira se siente como un globo que se está llenando con demasiado aire. Si sigues soplando aire, ¡podría explotar! Cuando estás enojado, es como si el globo se estuviera haciendo más grande. Si hablas sobre tus sentimientos, es como dejar salir un poco de aire para que el globo no explote.
Recuerda, está bien sentirse enojado, pero es importante encontrar maneras de calmar la tormenta, el volcán o el globo para que te sientas mejor.