Imagina que tienes una gran manta acogedora. La aceptación es como envolver esa manta alrededor de ti y sentirte cálido y seguro. Significa que estás bien con las cosas tal como son, incluso si no son perfectas. Cuando aceptas algo, estás diciendo, ‘Está bien, puedo manejar esto.’ Es como cuando recibes un juguete nuevo y no es exactamente lo que querías, pero aún así encuentras una manera de divertirte con él.
Piensa en las gotas de lluvia que caen del cielo. No puedes detener la lluvia, pero puedes disfrutar del sonido que hace y del olor fresco después de que se detiene. La aceptación es como decir, ‘No puedo cambiar la lluvia, pero puedo disfrutarla.’ Se trata de encontrar lo bueno en lo que tienes, incluso si no es lo que esperabas.
La aceptación también es como un rompecabezas. A veces, una pieza no encaja donde quieres, pero si sigues intentándolo y aceptas que lleva tiempo, la imagen completa se junta hermosamente. Se trata de ser paciente y amable contigo mismo y con los demás, sabiendo que todo encontrará su lugar.