Piensa en una caja grande llena de juguetes. Cuando hablas de toda la caja y no de cada juguete dentro de ella, estás pensando de una manera abstracta. Es como decir que tienes una caja de juguetes sin nombrar cada juguete. De esta manera, la idea de la caja se trata más de la colección completa que de los juguetes individuales.

Imagínate pintando un cuadro y usando diferentes colores para hacer un arcoíris. En lugar de hablar de cada color por separado, simplemente dices ‘arcoíris.’ Esta es una forma abstracta de pensar porque te enfocas en toda la imagen en lugar de cada color.

Imagina una nube en el cielo. Sabes que es una nube, pero no necesitas conocer cada pequeña gota de agua que la compone. Cuando miras la nube, ves la gran forma esponjosa, no las diminutas gotas de agua. Eso es el pensamiento abstracto, ver el panorama general sin preocuparte por los detalles pequeños.